Amistad. Si pienso en esta receta me viene a la cabeza la
amistad. Quizás porque, a pesar de su evidente disparidad, zanahorias y
mejillones se amoldan perfectamente hasta conseguir conjugar a la
perfección. La amistad no es cosa fácil. Dos personas probablemente con
gustos en común pero con carácteres nada similares, consiguen mantenerse
juntas a pesar de las diferencias, a pesar del ritmo de vida, de lapsus
cumpleañeros, de no saber la una de la otra en un tiempo, de no verse
con frecuencia, de dejar que las obligaciones nos arrollen y nos
olvidemos de lo realmente importante. A pesar de todo, sabes que si
descuelgas el teléfono, seguirá ahí, que si le pides algo, será la
primera que te lo ofrezca. No son solo risas y diversión cuando todo va en su cauce, son pañuelos de lágrimas y hombros donde llorar cuando la vida te enseña que también existe para darte golpes. Con el tiempo, buenos conocidos con los que
tomarte una cerveza habrá cientos, pero amigos de verdad, de los que
dejarían de tomarse esa cerveza por ti para apoyarte en lo que sea, hay
muy pocos. Y es todo un tesoro poder contar con ellos y retenerlos a tu
lado a tiempo. Porque sin ellos, te sientes incompleta.
Y una vez más gracias a Pilar Monge y su reto Color y Sabor por permitirme dejar volar mi imaginación y ensuciar mi cocina una vez más.
Ingredientes:
500 gramos de mejillones
Un manojo de zanahorias tiernas
Una patata mediana
Dos puerros
30 ml de agua de cocción
60 ml de nata
60 ml de leche
Aceite de Oliva
Cayena
Cúrcuma
Preparación:
Limpiamos muy bien los mejillones y los ponemos a cocer, en cuánto se abren los retiramos del fuego y los desconchamos. Reservamos el agua de cocción.
En una olla ponemos aceite y cuando esté caliente se vierte las zanahorias picadas, la patata y los puerros bien picados y una cayena. Cuando estén bien dorados añadimos la agua de cocción. Dejamos que se vaya consumiendo y lo pasamos por la batidora.
Ponemos esa crema en una olla y añadimos la nata, la leche y la cúrcuma. Acompañamos con unas zanahorias cocidas al vapor y unos mejillones.
Un plato 100% sabor, pero también 100% color. No me digáis que ese tono anaranjado no os está diciendo: ¡Cómeme!
@Blogdemejillon